POR MARTIN ROBERTO VEGA ENCINAS
Aunque
el día oficial del onomástico de las enfermeras y enfermeros es el 12 de mayo,
hoy se celebra en México el “Día de la Enfermera”, en virtud de que el médico
José Villagrana, director del Hospital Juárez de México, calificó como un
“regalo de reyes” para los pacientes la presencia de las enfermeras.
La
historia de la enfermería se remonta a las primeras enfermeras monásticas e
islámicas en la Edad Media, aunque se considera a Florence Nightingale
(1820-1910) como la madre de la enfermería moderna y creadora del primer modelo
conceptual de enfermería.
Destacó
desde muy joven en la matemática, aplicando después sus conocimientos de estadística
a la epidemiología y a la estadística sanitaria.
Otra
famosa enfermera además de Florence, es la célebre Madre Teresa de Calcuta,
para quien éste fue su primer trabajo después del noviciado, aunque deja el
hospital para regresar al convento previo a iniciar la labor que le hizo bien
conocida.
En
México, el INEGI con propósito de este día publicó una serie de estadísticos
relativos a este sector de la población, donde la población ocupada que presta
servicios de enfermería profesional, técnicos y auxiliares asciende a 302 mil
personas; alrededor de 9 de cada 10, son mujeres.
La
edad promedio de las enfermeras y los enfermeros generales es de 38 años.
El
promedio de escolaridad de la población dedicada a la atención y cuidado de los
enfermos es de 12.2 años de estudio.
Siete
de cada diez enfermeras y enfermeros residen en localidades de 100 mil y más
habitantes y uno de cada diez, en localidades rurales.
Nueve
de cada diez enfermeras/os prestan su servicio a cambio de un sueldo o salario
y la proporción restante trabaja en forma independiente y cerca de 9 mil
enfermeras/os, declararon hablar alguna lengua indígena.
Ellas
y ellos, prestan sus servicios no siempre en las mejores condiciones técnicas y
estructurales, pero siempre están prestos a ayudar a quienes lo necesitan.
Tal
es el caso de Karla Margarita Martínez González, Jesús Nazaria Bojórquez Gómez,
Imelda Rojo Castillo y Othoniel Mendoza García, quienes desempeñan su labor de
enfermería en la clínica hospital del ISSSTE, cuyo director es el doctor Felipe
Gutiérrez Millán quien esta mañana ofrece un desayuno a las enfermeras.
Voy
a cumplir dos años de titular en la jefatura de enfermería de esta importante
clínica hospital, pero llevo 10 años trabajando de enfermera en el hospital
general de ciudad Obregón y 8 en Navojoa, me siento feliz”, expresó Martínez
González, quien llegó en aquel tiempo a realizar su servicio social al
graduarse a los 22 años de la Universidad Autónoma de Nayarit.
Originaria de ese estado, donde vivió con sus
padres Margarito Martínez Nuñez y Carmen González González, donde radican
también sus hermanos Mario y Juan José Martínez González, nuestro personaje
confiesa que se enamoró primero de su profesión y luego del sur de Sonora.
He vivido muchas experiencias en todo este recorrido,
sobre todo en la clínica de Navojoa, es como si dios me pagara el esfuerzo,
primero de venirme desde Nayarit y dejar a mis padres y hermanos, por atender
enfermos, aseveró.
Sin
embargo, dijo, este dejar todo me trajo recompensa por entregarme en cuerpo y
alma por los enfermos, ya que por venir a este lugar es que conocí a mi esposo
Pedro Antonio Martínez García, con quien tengo una niña hermosa de 7 años Karla
Paola.
Y
es que nosotras las enfermeras y enfermeros trabajamos, vivimos, respiramos por
los enfermos, a ellos nos debemos y pues la vida se encarga de pagarnos,
aseveró.
Me
encanta ser enfermera y de hecho inicie mi carrera, con la meta de ser médico,
pero por circunstancias ajenas, no me evaluaron bien el examen donde tuve que
presentarlo y pues, por no contar con “palancas”, no me aceptaron, reveló.
Así,
no logrando su meta de ser doctora, no le quedó más remedio que ejercer la
enfermería.
“Pero
a los dos meses de ejercer, me di cuenta de la importancia de atender
directamente a los enfermos, ya que los médicos solo nos dejan instrucciones
para suministrar medicamentos, eso fue lo que me hizo desistir de seguir
buscando ser médico”, apuntó al participar que una enfermera tiene que estar
“pegado”, al paciente.
Me
ha tocado vivir varias historias y actualmente tengo a mi hermana no de sangre,
sino de corazón Alma Rosa de Puerto Vallarta con cáncer de hígado, a quien
conozco de niña por ser familiar de mi papa, y pues la atiendo en lo posible
con todo mi amor.
Esa
es la verdadera vocación, ver en todos los pacientes a alguien cercano a ti, no
trabajar por buscar ganar bien, aunque este trabajo debe ser mejor pagada, son
5 años para la licenciatura y uno mas de especialidad, en total son 8 años como
profesión, dijo quien agradece a su madre Carmen González por todo el apoyo
desde estudiante.
Por
su parte, al coincidir, Bojorquez Gómez con 18 años de enfermera y 10 en el
ISSSTE, señaló que ser enfermera es una aventura que ha gozado intensamente, ya
que para ella ayudar al paciente es ayudar a dios, apoyar a la comunidad.
La
egresada del CONALEP de Navojoa, aseguró que ofreciendo calidad en su trabajo y calidez
al ejercerlo, así, paga, agradece de alguna manera el apoyo de su esposo
Ernesto Hurtado Apodaca, quien desde los inicios le dio todo su apoyo.
Nosotras
las enfermeras tenemos tres obligaciones, dijo, la de atender, primero las
indicaciones del médico, luego al paciente y sobre todo al familiar del mismo,
a estos últimos a quien debemos dar seguridad de que su ser querido es bien
atendido, con profesionalismo y entrega, que sepan que ellos (los pacientes)
están en buenas manos, apuntó quien dijo que al trabajar siempre recuerda a sus
padres Daniela Gómez Ruiz y su padre ya finado Ángel Bojórquez.
Hoy
me siento satisfecha, llevo muchos años atendiendo mi trabajo, lo hago lo mejor
posible, y por ello me esmero al acudir a talleres, actualizaciones porque
siempre hay cosas nuevas que aprender y aplicarlas en los pacientes, me siento
bien, sostuvo quien ofrece su servicio tambien por sus hijos Daniela Margarita
y Jesús Ernesto de 29 y 30 años.
Quiero
que mis hermanos dos Guadalupes mujeres y Francisco y Francisca se sientan
orgullosas de mi, por ellos también pongo todo mi empeño, estoy contenta, aseveró.
En
tanto, al coincidir Mendoza García, también egresado del CONALEP, con 5 años en
la clínica del ISSSTE, confesó que es enfermero por accidente, ya que su
aspiración en un principio era ser profesor, “de hecho trabaje un año de coordinador
deportivo del ITSON, luego me puse a trabajar del 2002 al 2006 como ayudante de
paramédicos en Cruz Roja, y ahí nació mi vocación que finalmente me trajo al
ISSSTE”, revela quien es originario de esta ciudad y casado con Elideth Ayón
Guevara, con quien tiene su hijo Leonardo Mendoza Ayón.
Mis
papas Santiago Mendoza y Carmen García me apoyaron mucho, sin embargo a quien
le debo todo lo que soy es a mi prima tutora Mónica María Padilla, ella me
apoyo siempre económicamente y con todo lo que pudo, revela al agradecerle de
manera infinita.
Te
puedo decir que este es un trabajo fascinante, nunca me voy a arrepentir, no
pude ser maestro, pero pienso seguir adelante, quiero estudiar una maestría y
en este querer tengo el apoyo del instituto, de mis jefes y sobre todo de mis
hermanos Gresy, Gerzón y Santiago Mendoza García a quienes también les
agradezco mucho, asentó.
Fue
en Cruz Roja que con el comandante Barreras y Rafael Borbón trabaje y agarre
valor, ya que se requiere valor para atender con cuidado y cariño al paciente,
aprendí a amar a la profesión y a apasionarme por el paciente, expresó quien confiesa
que no atiende amigos y familiares ya que una vez al atender a Juan, uno de sus
mejores amigos se desmayó luego de ponerse su piel de color amarillo.
Una
compañera, dijo, tuvo que entrar al quite y canalizarlo, solo que al ver la
jeringa y sangre Juan se desmayo, mejor atiendo a todos los pacientes, menos a
mis amigos”, bromea.
Así
llegamos con Rojo Castillo, quien al contar con 34 años de servicio, 28 años se
los dedico al ISSSTE y sus primeros siete al Hospital General, sin embargo, me
siento nostálgica por estar a punto de jubilarme ya el año entrante.
Ya casi estoy por retirarme pero has de cuenta
que apenas voy iniciando, pero debo dejarle campo a las nuevas generaciones,
aseguró quien durante más de 17 años fingió como jefa de enfermeras del ISSSTE.
Los
pacientes son como mi familia, así los siento y siempre di lo mejor de mi,
expresó quien muchas navidades y años nuevos, además de semanas santas se
amaneció con pacientes por no haber suplentes que cubriera a quienes estaban de
vacaciones.
Dedico
toda esta jornada de toda mi vida a mi madre Amalia Castillo, porque a través
de ella me forje, ella me empujó a esta aventura donde das, pero recibes, recibes
cuando el paciente al irse te da las gracias, aseguró.
Rojo
Castillo, confesó que en su larga trayectoria tiene infinidad de historias
hermosas que contar.
“Pero
hoy te puedo asegurar que me case con mi profesión, atender al paciente es mi
pasión, soy feliz de contar con quien compartir todo esto y ahí están mis
hermanos Humberto, René, Lydia, Rosa, Raúl y Julieta Rojo Castillo.