Ante cientos de feligreses,
promeseros y curiosos procedentes de diferentes comunidades del bajo río mayo,
se llevó a cabo ayer en los hoyones del Río Mayo, el tradicional baño de San
Juan Bautista de Pueblo Viejo.
Por
octavo año seguido, Alberto Natanael Guerrero López participó en el baño de San Juan, en las
aguas del Río Mayo, donde reiteró su apoyo a estas costumbres y tradiciones de
la etnia de nuestra región.
“Estoy
muy agradecido con Dios por permitirme estar un año más en esta tradición, y lo hago con mucho gusto, como un creyente
más, que cree en San Juan, que le ha pedido a San Juan y que ha sido testigo de
esta fe”, dijo.
En tanto, otros se arrojaban al
cause del río, cumpliendo de esta forma la Tribu Mayo con una de las fiestas
principales y tradicionales del lugar donde naciera Navojoa.
Previamente con los paskolas, venado, tamboreros y
fiesteros, con banderas a la cabeza principal del cortejo, trasladaron en
procesión al santito desde la ramada tradicional de la placita que se ubica
frente al asilo de ancianos, hasta llegar a las riberas del río Mayo,
destacando durante el trayecto el sonido del tambor que no dejaba de sonar, los
gritos de paskolas y los cohetes que estallaban fuerte al ser lanzados aire.
La esfinge de San Juan,
previamente fue desvestida por los santeros mayores para posteriormente
conducirlo a orillas del río donde al ser sumergido a las aguas como símbolo
del bautismo que borra el pecado original, luego se escuchó un fuerte estallido
de cohetes y cohetones, donde unos lo hicieron de forma de ráfaga, así como se
sumó el sonido del tambor que se incrementó en esos momentos.
Posteriormente de estos ritos,
“San Juancito” fue trasladado de nuevo a la orilla del cause donde fue otra vez
revestido, procediendo luego con la bendición y adoración de cientos de
participantes que se formaron en fila, siendo Osuna Maldonado quien mojaba las cabezas
de los promeseros como símbolo de la bendición del primo de Jesús que se
extendió a sus hogares, trabajos y sus vidas.
Luego regresó el cortejo con el
santito a la placita de San Juan ubicada frente al asilo de ancianos, el cual
era levantado insistentemente por el santero mayor, con los pascolas danzando
al frente del cortejo, para luego al llegar a la placita ser depositarlo en la capilla
principal del Bautista, reiniciando los Pascolas y el Venado en la ramada
principal sus danzas étnicas hasta las 14:00 horas.
Así, llegó la hora del reparto de
la comida tradicional a los 24 fiesteros nuevos y a la concurrencia en general,
para proceder nuevamente al cierre de festividades con el rociado de agua a
todos los presentes.