BAÑAN A SAN JUAN EN EL RÍO MAYO

+.-EL ALCALDE ALBERTO NATANAEL GUERRERO LÓPEZ PARTICIPA COMO SANTERO MAYOR POR OCTAVO AÑO CONSECUTIVO
 POR MARTIN ROBERTO VEGA ENCINAS
Ante cientos de feligreses, promeseros y curiosos procedentes de diferentes comunidades del bajo río mayo, se llevó a cabo ayer en los hoyones del Río Mayo, el tradicional baño de San Juan Bautista de Pueblo Viejo.
Por octavo año seguido, Alberto Natanael Guerrero López  participó en el baño de San Juan, en las aguas del Río Mayo, donde reiteró su apoyo a estas costumbres y tradiciones de la etnia de nuestra región.
“Estoy muy agradecido con Dios por permitirme estar un año más en esta tradición,  y lo hago con mucho gusto, como un creyente más, que cree en San Juan, que le ha pedido a San Juan y que ha sido testigo de esta fe”, dijo.
En tanto, otros se arrojaban al cause del río, cumpliendo de esta forma la Tribu Mayo con una de las fiestas principales y tradicionales del lugar donde naciera Navojoa.
Previamente con los paskolas, venado, tamboreros y fiesteros, con banderas a la cabeza principal del cortejo, trasladaron en procesión al santito desde la ramada tradicional de la placita que se ubica frente al asilo de ancianos, hasta llegar a las riberas del río Mayo, destacando durante el trayecto el sonido del tambor que no dejaba de sonar, los gritos de paskolas y los cohetes que estallaban fuerte al ser lanzados aire.
La esfinge de San Juan, previamente fue desvestida por los santeros mayores para posteriormente conducirlo a orillas del río donde al ser sumergido a las aguas como símbolo del bautismo que borra el pecado original, luego se escuchó un fuerte estallido de cohetes y cohetones, donde unos lo hicieron de forma de ráfaga, así como se sumó el sonido del tambor que se incrementó en esos momentos.
Posteriormente de estos ritos, “San Juancito” fue trasladado de nuevo a la orilla del cause donde fue otra vez revestido, procediendo luego con la bendición y adoración de cientos de participantes que se formaron en fila, siendo Osuna Maldonado quien mojaba las cabezas de los promeseros como símbolo de la bendición del primo de Jesús que se extendió a sus hogares, trabajos y sus vidas.
Luego regresó el cortejo con el santito a la placita de San Juan ubicada frente al asilo de ancianos, el cual era levantado insistentemente por el santero mayor, con los pascolas danzando al frente del cortejo, para luego al llegar a la placita ser depositarlo en la capilla principal del Bautista, reiniciando los Pascolas y el Venado en la ramada principal sus danzas étnicas hasta las 14:00 horas.
Así, llegó la hora del reparto de la comida tradicional a los 24 fiesteros nuevos y a la concurrencia en general, para proceder nuevamente al cierre de festividades con el rociado de agua a todos los presentes.